El próximo 31 de diciembre cerrarán definitivamente las plantas de producción de Nissan en Zona Franca, Sant Andreu de la Barca y Montcada i Reixac. Estos días se están analizando por parte de la mesa de reindustrialización (donde están Nissan, sindicatos y la administración central y catalana) los posibles proyectos para ocupar la planta y mantener el empleo de los trabajadores de la factoría. Quedan en estos momentos dos grandes proyectos finalistas: Great Wall (fabricante chino) y el D-HUB (Hub de Descarbonización).

En el caso de Great Wall se trata de un fabricante que solo tiene la intención de ensamblar vehículos bajo el modelo CKD. Es decir: automóviles que llegan semidesmontados desde los centros de producción asiáticos y que se terminarían de ensamblar en la instalación barcelonesa, sin prácticamente añadir valor a su producto en nuestro país. Además, no nos olvidemos de la fantástica industria de proveedores que tenemos en España y que quedarían totalmente al margen con esta opción china. Una inteligente manera de Great Wall para conseguir subvenciones del gobierno, acceder a una instalación industrial en condiciones ventajosas y rebajar los aranceles que gravan a sus coche en europa.

Sería muy triste que utilicemos las ayudas de “Next Generation” para poner en bandeja la entrada a los fabricantes chinos, mientras las empresas de automóviles europeas están pasando un momento muy difícil, tanto por la bajada del mercado, como por la transformación hacia la movilidad eléctrica. Tampoco debemos olvidar además que el gobierno chino está subvencionando a sus empresas para que se expandan internacionalmente. En resumen, que Great Wall puede hacer el negocio del siglo: ayudas chinas, ayudas europeas y traer coches sin aranceles.

D-HUB: un ambicioso proyecto que nos da la oportunidad de ser un centro de referencia internacional en innovación y producción de movilidad descarbonizada

 

El D-HUB (Decabonisation-Hub) es por su parte una opción mucho más ambiciosa liderada por las empresas catalanas QEV y Btech junto con el grupo americano Ronn Motor Group (RMG) . Se trata de crear un parque industrial que dé cabida a múltiples empresas que tienen en común ser innovadoras en el ámbito de la movilidad eléctrica y del hidrogeno. Son más de 10 empresas que quieren fabricar automóviles y vehículos industriales (20 proyectos), tres empresas de micromovilidad y varías compañías de componentes para el automóvil como llantas de carbono o pilas de hidrogeno. Una inversión que en total superaría los 1.000 millones de euros y por consiguiente sería seguro muy superior a la que propone Great Wall. El D-HUB cuenta además con el apoyo de innumerables empresas de servicios, tecnológicas e industriales, así como de universidades y escuelas de negocios. La gestión de este proyecto corresponde a la consultora barcelonesa Improva que también ha sido responsable de reunir a gran parte de las empresas interesadas en desarrollar su actividad en el D-HUB.

Un ejemplo de empresas que quieren desarrollar y fabricar vehículos eléctricos en el D-HUB son marcas emblemáticas como EBRO o Hispano Suiza. También varias Startups como Lupa, e-Miles, Vela, etc que con proyectos ilusionantes quieren hacerse un hueco en el nuevo mercado de la movilidad. Pero también están interesadas en participar empresas europeas como Inzile, Volta, Tevva, Quantron o Voltia que ven en el D-HUB la posibilidad de producir sus vehículos en el futuro en nuestro país.

El objetivo del D-HUB es recuperar los más de 1.500 puestos de trabajo de los empleados de Nissan y además generar empleo adicional para llegar a los 4.000 puestos en los próximos años. Tampoco hay que olvidar el impacto en la industria de componentes que, como proveedores de las empresas del D-HUB, podrían mantener el empleo a las 10.000 personas afectadas por el cierre de Nissan.

Es un proyecto ambicioso que nos da la oportunidad de ser un centro de referencia internacional de innovación en movilidad. Es la posibilidad de fomentar el I+D local y no tener que limitarnos a producir vehículos en fábricas cuyos centros de decisión se encuentran muy alejados de nosotros. Nissan Barcelona es un buen ejemplo de lo que puede pasar si volvemos a dejar en manos de países no europeos nuestras plantas de producción.

Seguramente es mucho más fácil pasarle la fábrica a Great Wall y olvidarse del problema, pero significaría perder una gran oportunidad de país. Y además no olvidemos que Great Wall ya quiso entrar en Europa. Concretamente en Bulgaria en una “joint venture” con un inversor local. El resultado fue que al cabo de 5 años se declararon en quiebra. Otro argumento que debería considerar la mesa de reindustrialización antes de tomar cualquier decisión.